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Lorena

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Lorena es la persona responsable principal por el cuidado de su hijo de 18 años que padece de discapacidad física y mental severa. Su hijo es indocumentado así que no califica para Medicaid, pero recibe algo de ayuda para medicamentos por parte de un programa del condado para residentes indigentes.

“Siempre me preocupo por sus medicinas ya que necesita cinco y yo tengo que comprar dos, porque el condado solo aprueba tres al mes…Es una lucha a veces cuando no puedo conseguir sus medicamentos. Son caros y el niño acaba de regresar del hospital en donde estuvo ingresado de noviembre a enero porque tenía neumonía; lo acaban de egresar el pasado miércoles”. Lorena se preocupa porque no sabe si podrá pagar los $300 al mes por los tanques de oxígeno, cuando el préstamo del hospital se acabe.

Con los gastos médicos de su hijo de aproximadamente $550, a Lorena casi no le queda nada de su ingreso mensual para ocuparse de sus propias necesidades de salud. Antes, una vez al año, Lorena recibía medicinas de una clínica móvil para su situación de salud que incluye diabetes, presión alta y colesterol alto, pero ese programa ya no existe debido al recorte de fondos. En el pasado Lorena calificó para un programa del condado que cubría exámenes de Papanicolaou y mamografías para personas de bajos ingresos, pero la última vez que solicitó servicios le dijeron que ya no había fondos.

“Hace más o menos seis meses fui a preguntar acerca del examen del Papanicolaou y me dijeron que costaba $125…”

Han pasado como cinco años desde que me hice el último examen…Entre los gastos de mi hijo, el pago de la renta y todo eso, no he podido darme el lujo de pagar por estos exámenes”.

“Estoy preocupada”, dijo Lorena. “En realidad quiero ver a un doctor porque cuando me toco el seno, puedo sentir una masa. No sé si es un absceso o algo más serio. Así que necesito ver a un doctor pero no he podido. Ahora estoy preocupada porque necesito un Papanicolaou y una mamografía pero no puedo pagarlos. He preguntado por allí y cuestan mucho dinero. No tengo el dinero. Y sí es muy triste porque antes me hacían esos exámenes gratis, hace cuatro o cinco años”.

En el año 2011, el estado de Texas hizo recortes drásticos a los programas de planificación familiar, lo que forzó a que un cuarto de las clínicas financiadas por el estado en la parte baja del Valle del Río Grande cerraran completamente, y la mayoría de las clínicas restantes, han tenido que reducir sus horas de atención y su personal. Las mujeres de bajos ingresos del Valle como Lorena ahora no tienen a dónde ir para obtener una fuente de servicios de salud reproductiva confiable. Para más información acerca del impacto de estas políticas en las vidas de las mujeres, lea el reporte.