Una audiencia de derechos humanos en el Valle del Río Grande dio voz a las miles de latinas cuya salud y derechos están en riesgo.
El lunes 9 de marzo de 2015, el pronóstico del clima en el Valle del Bajo Río Grande predijo una fuerte lluvia—con inundaciones peligrosas en las comunidades fronterizas ubicadas a lo largo del Río Grande.
Sin embargo, la amenaza de los aguaceros e inundaciones no detuvo a los cientos de activistas y personas que se reunieron a apoyar nuestro llamado para denunciar las violaciones de derechos humanos que están ocurriendo en la región.
La primera audiencia de los derechos humanos de la mujer a nivel nacional — detallado en un nuevo reporte, ¡Somos Poderosas!, y el encarte de testimonio que lo acompaña — fue patrocinada por el Centro de Derechos Reproductivos, el Instituto Nacional de Latinas para la Salud Reproductiva, la Red de Derechos Humanos de los Estados Unidos y diez organizaciones de Texas. El día antes, las mismas organizaciones y los miembros de la comunidad se reunieron en Brownsville para la primera marcha del Día Internacional de la Mujer en el Valle del Río Grande.
Desde el 2011, el desmantelamiento de la red de programas de salud reproductiva del estado y la promulgación de numerosas restricciones para el aborto han despojado a millones de latinas de bajos ingresos del acceso a los servicios de salud básicos.
Las altas tasas de pobreza y la falta de servicios tales como el transporte público se han sumado a esta crisis.
Las condiciones climáticas severas fueron un reflejo verídico de la urgencia de la situación. Las mujeres en el Valle han sido damnificadas en lo más profundo de su ser por la carga financiera y emocional de los embarazos no planificados, los cánceres prevenibles, el cuidado prenatal y postnatal inadecuado y la falta de acceso a un aborto seguro.
Los eventos arrancaron el 8 de marzo—el Día Internacional de la Mujer—con una visita a una colonia en donde las activistas de Red de Abogacía de Latinas fueron las anfitrionas de una junta comunitaria en donde hablaron de los servicios de salud reproductiva. El grupo viajó en caravana a la clínica de Whole Women’s Health en McAllen para un tour de la última clínica de aborto en el Valle. En la tarde, cientos de personas se congregaron en las calles de Brownsville para participar en una marcha y una reunión, y de esa forma celebrar a las latinas y las mujeres inmigrantes que viven en el Valle.
El siguiente día, una audiencia de los derechos humanos de las mujeres se llevó a cabo en McAllen. Diecisiete mujeres damnificadas por las barreras para obtener servicios básicos ofrecieron su testimonio ante un panel de siete expertos en derechos humanos de los Estados Unidos y México.
Una mujer, Leticia, habló de lo difícil que ha sido soportar meses de dolor intenso y sangrado por no poder pagar los $250 para ver a un doctor. Posteriormente Leticia descubrió que tenía un tumor en el útero y no tuvo la capacidad de pagar por el tratamiento. Leticia vive con una ansiedad tremenda pensando en lo que le pasar a sus hijos si ella se muere.
Otra mujer, Josefina, explicó que con tanto cierre de clínicas en Texas, ahora tiene que viajar 50 millas para sus exámenes anuales. Pero Josefina no tiene ni carro ni nada de dinero. Cada año el hecho de obtener una mamografía, un examen de Papanicolaou y un examen básico, significa para ella tener que vencer obstáculos que la abruman.
Josefina dijo: «Poder prevenir las enfermedades debería estar al alcance de cada mujer».
Alarmados por las historias y después de escuchar los testimonios, las personas en el panel de expertos prometieron compartir las experiencias de las mujeres y enfatizar la crisis en sus respectivas esferas de influencia. «Para mí, es terrible la idea de que Texas ataque las clínicas de planificación familiar, los servicios de salud que las mujeres necesitan, que cierren estas clínicas que han prestado servicios de salud a generaciones de mujeres», dijo Cindy Soohoo, directora de la Clínica de Derechos Humanos de la Mujer de la escuela de leyes de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY). «Los estándares de derechos humanos dejan claro que todos los estados tienen la obligación de asegurar que los servicios de salud sean prestados de forma no discriminatoria. Continuaremos creando conciencia acerca de este asunto, de los ataques a los servicios de salud de la mujer—y haremos que sus voces sean escuchadas—en foros internacionales como el de Naciones Unidas».
Paula, una promotora de salud en el Valle, se sintió animada por la respuesta de los expertos.
«Me hace sentir más segura saber que no estamos solas, y que no somos una comunidad fronteriza olvidada», dijo Paula posteriormente.
A pesar de lo sombrío de sus historias y sus situaciones, las mujeres del Valle del Río Grande han aceptado con los brazos abiertos un símbolo de esperanza y poder: «Las Poderosas». Cada testimonio concluyó con la demanda de las mujeres para el cumplimiento de sus derechos reproductivos como derechos humanos y el llamado a sus legisladores—quienes se reunieron de enero a junio este año—para restaurar el acceso total a los servicios de salud en las áreas rurales. Con cánticos que exigían salud, dignidad y justicia, la determinación de las poderosas estuvo en todo su apogeo en este evento histórico.
Para obtener más información sobre el impacto de estas pólizas en las vidas de las mujeres, lea nuestro reporte sobre la audiencia y las transcripciones de los testimonios de la audiencia.